Si Sabía Que Venías… y preparé un pastel (tal es el nombre completo de este espacio gastronómico) es un lugar especializado en cafetería, pastelería, licuados y jugos que recientemente se largó con almuerzos y cenas. Gracias a buenas recomendaciones llegamos para probarlos, y los vamos a recomendar.
El salón es pequeño y tiene gigantografías retro, de señoras cocinando al mejor estilo Doña Petrona. Siendo las dos de la tarde tomamos asiento en una mesa que todavía tenía restos de un desayuno, detalle que siempre queda mal visto por el que recién llega. Esta escena transcurre ya en una agradable galería y patio que da a la calle, con árboles, platas y lindas mesas de diseño.
Leemos la carta y nos vamos poniendo contentos, hay combinaciones tentadoras. Pedimos una cerveza artesanal El Búho de 600 cc., $ 42, rubia Golden Ale 100 por ciento de malta, elaborada en la localidad vecina de La Cumbre y premiada internacionalmente –justamente- de manera reciente.
En un buen gesto, el mozo avisa que los platos van a tardar 40 minutos y aceptamos sin problemas, un tiempo prudente para un buen plato en plena temporada. Nos traen la cerveza y unas aceitunas, y esperamos por lo que vendrá.
Papa y queso
Para largar, a falta de salmón para una de las ensalada que se leía preciosa, vamos a probar la dorada y crocante Papa rosti (papa rayada a la plancha) rellena de queso ahumado y hongos frescos, $ 56, que llega acompañada de ensalada de rúcula y otros verdes, tomate concassé y alcaparras, generando un conjunto realmente fresco y delicioso, entre lo amargo, lo dulce y lo ácido de nuestros ingredientes.
Luego, una Provoleta con vegetales asados, $ 53, sobre costra de pan casero (una tostada de pan de molde hecho en casa), verduras asadas (berenjena, pimientos, cebollas) y aceitunas verdes y negras descarozadas. Excelente punto para el queso y muy buen contrapunto con el pan y los vegetales asados.
Por último, terminamos esta parte con unos Tallarines con mejillones a la marinera, $ 68, que llegan con abundante cebolla, ajo, vino blanco, mejillones y perejil fresco. Muy bueno también, sólo tuvimos que pedir y agregar aceite de oliva para completar perfumes y darle fluidez. Al igual que sus antecesores, cumplió en punto, cantidad y calidad de ingredientes.
Eso sí, la visita también tuvo un punto flojo: el mozo estuvo sobrepasado de trabajo. Pedimos una frapera para la cerveza y nunca llegó (era un mediodía de calor), y cuando nos dejaron las aceitunas junto a la cerveza no le dedicó unos segundos para explicarnos de qué se trataba la preparación. ¡No era maní salado en cualquier bar, eran aceitunas cocinadas con especias! Vale aclarar que esto no es culpa del mozo. Garantizar un buen servicio es una cuestión de la dirección, al igual que la falta de jabón líquido en el baño.
No nos cansamos de repetirlo: generar momentos mágicos en cada paso de la visita es lo que finalmente marca la diferencia.
De postre vamos con una Pavlova con mousse de pistachos, acompañada de amarenas (un fruto rojo), frutillas, arándanos y frambuesas con un sorbete de frutilla delicioso, $ 42. Es aquí donde se certifica la buena técnica y el buen gusto de los cocineros, que vivieron y trabajaron en Buenos Aires para luego abrirse su propio –y alternativo– camino en las Sierras de Córdoba. Nosotros, agradecidos.
Si Sabía Que Venías es una muy buena propuesta de cafetería y restaurante en Capilla del Monte. Platos simples y sabrosos para un almuerzo o cena diferente en las Sierras.